domingo, 7 de enero de 2018

Bribián, una vida dedicada al atletismo

El autor del artículo destaca la semilla que sembró el fallecido ex presidente del CAM. "Muchos hemos acudido en nuestra vida deportiva y todos le hemos admirado por su obra"

Javier Bordes y Ernesto Bribián. Foto Antonio Martínez

José Antonio ADELL CASTÁN

Hay personas que, cuando marchan de este mundo, resulta muy difícil resumir sus trayectorias. Es el caso de Ernesto Bribián, a quien también conocíamos en el argot atlético por "el cubano", "el jefe" o últimamente "el abuelo".

A lo largo de su vida fue atleta, entrenador, juez, directivo, estadístico,…En su juventud vivió con pasión este deporte, primero como participante en pruebas de medio fondo y enseguida como gestor y organizador. En el año 1944 es cuando se celebra la primera prueba atlética en Monzon, un 6 de agosto del año 1944, lo que se ha considerado como inicio del club. Allí compitieron Julio Galán, Alfonso Miguel, José María Baile, Juan José Casales, Paulino Méliz y el propio Ernesto, que contaba entonces con veinte años.

La Arboleda fue el inicio de las pistas de Monzón. Quedan fotos de aquellos años, donde se ve a un joven Bribián en chándal o pantalón corto junto a José Pedro Blanc, Alfonso Miguel, Paulino Méliz, Vicente Español o José María Banzo. Allí saldrían las primeras figuras del club: José Enrique Blanc, Pío Vallejo, Manolo Burrell, Francisco y Antonio Manau (sus dos cuñados) o Antonio Monter.

Bribián y todos estos pioneros fueron los que sembraron la semilla de lo que llegaría a ser un club que ha dado olímpicos, internacionales o campeones de España. Todo ello para una ciudad de tamaño medio como Monzón era toda una paradoja.

En 1962 se inaugura la nueva pista de ceniza junto al campo de fútbol actual y Ernesto pudo ver realizado su sueño de una pista de material sintético en las fiestas de Monzón del año 1990, cuando se correría, saltaría y lanzaría en ellas por primera vez. Pudo ver también cómo el Himaco permanecía veinte años en la Primera División y ascendía en el 2013 a la División de Honor, la máxima categoría del atletismo nacional Era un hombre metódico y de una puntualidad anglosajona. Al igual que marcaba el inicio de las pruebas a la hora prevista ("o´clock") , en los viajes a Francia o por el territorio español, su organización de paradas del autobús, de comidas o de llegadas a la pista era disciplinada al máximo. Y el valor de esa disciplina deportiva es lo que nos inculcó a muchos que consideramos que una parte de nuestra vida deportiva se la debemos a él.

Nos daba instrucciones para los entrenamientos, nos animaba y seguía nuestras marcas y logros. Antes de que existieran las bases de datos en los ordenadores, él ya preparaba rankings y estaba al tanto de todos nuestros registros. De cada uno de nosotros sabía nuestras marcas, puestos logrados o competiciones realizadas.

Recuerdo que con dieciocho años estudiaba en Huesca y me levantaba en pleno mes de enero a las seis de la mañana para entrenar en el cerro de San Jorge. No hice caso a un resfriado que mal curado se convirtió en neumonía. Tuve que volver convaleciente a casa de mis padres, en Binéfar, durante dos meses. Una de las primeras visitas que recibí en Binéfar fue la de Ernesto con Manuel Borruel y sus respectivas esposas. Ahora que el tiempo ha pasado me emociona recordar estos hechos.

La muerte de algunos atletas jóvenes del club también le afectaba y siempre intentaba que se perpetuase su nombre a través de alguna prueba o memorial.

Tenía también cierto carácter. Era meticuloso y le gustaba que se hicieran bien las cosas. A veces empleaba la reprimenda dialéctica cuando esto se producía, pero quedaba compensado por las felicitaciones cuando todo se había organizado según lo previsto.

Escribió varias publicaciones de historia del club y de la Federación Oscense, preparaba todos los años los rankings y era, además, lector empedernido y con una vasta cultura pues podías abordar con él diversas temáticas de las que era buen conocedor.

Creo que no se podría entender el atletismo en Monzón sin todo ese grupo de pioneros, cuyo eje principal era Bribián. Tuvo momentos de gloria en los reconocimientos que se le realizaron (incluido el trofeo atlético que lleva su nombre), en los atletas que llegaron a lo más alto (especialmente los cuatro olímpicos: Javier Moracho, Álvaro Burrell, Javier Gazol y Eliseo Martín) o en los nuevos escolares que se inscribían en las categoría de menores. Antonio Martínez, en diversos artículos deportivos publicados en este periódico, lo ha ensalzado y F. J. Porquet, en el libro "El efecto Monzón", realiza una loable reseña de su labor.

El pasado verano Fernando García, Phondy, fue a verlo a su casa de Monzón, donde pasaba algunas temporadas, pues desde hace algunos años reside con su hija en Zaragoza. Le regaló un historial con todas sus actuaciones deportivas, puestos, marcas y registros. Este currículo lo había entregado a la mayoría de atletas.

Hace poco hablé con él por teléfono. Le preocupaba su vista cada vez más deteriorada. La prensa se la leía su hija, que en todo momento ha estado a su lado desde que enviudó de su esposa Pilar. Nos unimos al dolor de su amada familia: sus hijos, Ernesto y Zenaida, sus cuatro nietos, su hermano Carlos y todos sus seres queridos.

Iba a cumplir 94 años el próximo día 16 de enero. Recordaba que había nacido en la víspera de San Antón, noche de hogueras. Y me habló que le gustaría celebrar en el 2019 las bodas de diamante del club. Este último sueño no lo ha podido cumplir. Pero al echar la vista atrás podemos decir que se ha ido un gran hombre, con una pasión por el deporte atlético y por su club, el Centro Atlético Monzón (actual Hinaco). Un hombre al que muchos hemos acudido en nuestra vida deportiva y al que todos hemos admirado por su obra. Descanse en paz.

Diario del Altoaragón, 30 de diciembre de 2017
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1 comentario:

antoniorayacasado dijo...

Un gran hombre, una gran persona que supo transmitir su amor por el atletismo, todos los que lo hemos tratado nos llevamos un magnifico recuerdo de él, descanse en el olimpo de los buenos atletas.